Para mamá, tan guapa siempre
A mi madre
Una a una, me alentaba a cantarle a cada estrella
Mis letrillas, como alientos de alegría,
Guardando una promesa a la más bella
Una copla que ella misma elegiría.
Fabulaba para mi, para nosotros, historias cantarinas
De aguerridos héroes dorados,
Y de mágicas sultanas ambarinas
Y sutiles, azul su mirar enamorado .
¡Que brillantes sus leyendas de oro y mirra!
¡Que ternura en las penas historiadas!
Un torrente poderoso su elegía,
Su pasión, en la historia, derramada.
No hubo sedas del oriente más soñado
Ni perlas más hermosas en los mares de corales,
Que sus cuentos, menos dichos que cantados,
Ilusiones inventadas, a raudales
Barrabás, ventero desalmado, que negase
posada al divino Dios naciente
Y Por milagro de aquella Deidad omnipotente
En burro su cuerpo se trocase.
Heroínas de ojos tan brillantes
como sedas soñadas del oriente,
Luz de noches mil y una florecientes,
Tambores, trompetas y Visires cabalgantes.
En aquellas Ácaba, Estambul, Bagdad
en vasijas los magos encerrados
Deliraban de amor, allí cegados,
la venganza del harén en su maldad
Mi madre era cantora de baladas
Que tenía su quien, su con, su para qué
Y su este y su aquel y su sin qué
Sintonía de ojos y miradas.
Mamá tomo el camino de sus versos
Y quiso reposar sus labios de cantora.
Se nos fue su mirada de rapsoda,
Y el silencio se quedó por esos besos.
Una a una, me alentaba a cantarle a cada estrella
Mis letrillas, como alientos de alegría,
Guardando una promesa a la más bella
Una copla que ella misma elegiría.
Fabulaba para mi, para nosotros, historias cantarinas
De aguerridos héroes dorados,
Y de mágicas sultanas ambarinas
Y sutiles, azul su mirar enamorado .
¡Que brillantes sus leyendas de oro y mirra!
¡Que ternura en las penas historiadas!
Un torrente poderoso su elegía,
Su pasión, en la historia, derramada.
No hubo sedas del oriente más soñado
Ni perlas más hermosas en los mares de corales,
Que sus cuentos, menos dichos que cantados,
Ilusiones inventadas, a raudales
Barrabás, ventero desalmado, que negase
posada al divino Dios naciente
Y Por milagro de aquella Deidad omnipotente
En burro su cuerpo se trocase.
Heroínas de ojos tan brillantes
como sedas soñadas del oriente,
Luz de noches mil y una florecientes,
Tambores, trompetas y Visires cabalgantes.
En aquellas Ácaba, Estambul, Bagdad
en vasijas los magos encerrados
Deliraban de amor, allí cegados,
la venganza del harén en su maldad
Mi madre era cantora de baladas
Que tenía su quien, su con, su para qué
Y su este y su aquel y su sin qué
Sintonía de ojos y miradas.
Mamá tomo el camino de sus versos
Y quiso reposar sus labios de cantora.
Se nos fue su mirada de rapsoda,
Y el silencio se quedó por esos besos.
1 Comments:
At 4:33 AM , Anonymous said...
me gusta mucho . Felicidades
Juilo alberto
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